Necios

“Sed prolíficos y multiplicaos, nos dijo, poblad la tierra y sometedla”.    Y…   nos creímos con derecho.

Rutina

Clin clirin clin, clin, inconfundible. Las llaves saliendo del bolsillo derecho del pantalón vaquero de su vecino, como si lo viera. Saca las llaves cuando dobla la esquina, seis pasos y llega a su puerta, mete la llave en la cerradura, dos vueltas, entra sin ruido, cierra la puerta, uno, dos, tres, cuatro… diecisiete, dieciocho, diecinueve, ya. Vuelve a salir, dos vueltas de llave, un par de segundos para cruzar la calle y… ring, ring, ring, tres golpes de timbre en el patio de al lado. Un día le cortará la cabeza, no lo soporta. Ahora recogerá la comida de casa de su madre y volverá a comer a la suya, dos vueltas de llave y entrará sin ruido. Veinte minutos, ni uno más, y saldrá de nuevo con la bandeja y los platos limpios. Dos segundos y ring, ring, ring, tres golpes de timbre, devolverá el servicio y otra vez a la calle, la cruzará, caminará seis pasos y desaparecerá doblando la esquina.