(3/11)
… Qué guapos, cariño, ¡si tu abuelo viera lo elegante que estás!… Cómo voy a presumir de nieta en el grupo de mus… Y él también está lucido, que no le falta detalle; parece que lleva un guante, como si hubiera nacido con el… Tiene buena planta, y me da en la nariz que es la misma por dentro y por fuera… ¡Dichoso fotógrafo! Deja de enfocarme ya, que no voy a salir mejor por mucho que lo intentes. No estoy yo para tanta foto… ¡Vaya salón! Hay que ver cómo habéis dejado el Salón de Plenos; esas lazadas en la escalera y todas esas flores, no parece el mismo. ¡Con lo que aquí se discute!… Este ayuntamiento no se había visto en otra, la primera boda civil desde la república. No creía yo que cabía tanta gente aquí, nunca lo había visto tan lleno. Vaya si tenéis invitados y eso que del novio no ha venido la familia, sólo amigos, pero tiene tantos, se nota que la gente le aprecia… ¿Y la Reme? Le quiere como si fuera su hermano, igual que a ti. ¡Ay esta chica…! Lo que más me gusta, hija, es verte casar por amor. ¡Ah, y para toda la vida!, con esa intención ha de ser, ya habrá tiempo de rectificar si las cosas no salen bien. Y ¡estar feliz!, estar feliz mientras dure, no te engañes. Disfruta cada día como si no hubiera otro, y cuando se acabe punto y a otra cosa. Las casas aburridas están llenas de cobardes. ¡Ay…! Si tu madre me hubiera hecho caso, pero mírala, no parece hija mía, se diría que vivió la posguerra en vez de yo. Tu no mi amor, tú sigue así por mucho que diga tu madre, y crece lo justo, que ya tendrás tiempo… ¿Qué ha sido braguetazo? ¡Pues qué sea!… Bueno ¡qué lloradera! Menos mal que puse pañuelos en el bolso. Si es que me emocionan a mí estas cosas. ¡Mi nieta…! Recuerdo cuando empezaste en el colegio, cómo destrozabas el uniforme; cada dos meses había que comprarte uno nuevo, no te gustaba ¿verdad?… Y luego la universidad, a la católica decía tu madre, y tú que no, que a la pública. Que en un colegio mayor y tú que no, que compartir piso. Ella que magisterio, tú que trabajo social. Ella quería que fueras en verano a una residencia inglesa y tú te fuiste, con tu mochila al hombro, a buscarte la vida en Londres. Mientras ella te apuntaba al club de tenis, tú buscabas trabajo para pagarte la matrícula del curso siguiente… ¡Tu madre quería que bordaras sin aprender a zurcir!… «Si es que no me da gusto en nada, me decía cada vez que venía por casa, a ver si tú la convences que parece que te haga más caso». Si sí, eso pensaba yo. Ahora que lo tenemos más fácil ponemos las trabas nosotros mira tú que gracia… Ni te imaginas la de veces que me ha pedido que te disuadiera de esta idea de la boda, como si no tuvieras criterio. Que fíjate tú, con la de buenos mozos y de buena familia que hay en el pueblo, ha de ser un inmigrante que a saber en busca de qué ha venido. Pues nada hija mía, ya te digo yo por qué ha venido, lo ha hecho buscando una vida mejor que tiene todo el derecho, como hicimos nosotros antes, o ¿no te acuerdas? Que sólo tenemos memoria para lo que nos interesa…. ¡Ay chiquilla! No se lo tengas en cuenta, que para ella siempre serás una niña…